Monday, July 30, 2007


Marc Augé, etnólogo francés
El hombre sin lugar

Desde los rituales de tribus africanas al anonimato del Metro de Santiago. Ese es el viaje que realiza Augé, quien esta semana estará en Chile para hablar sobre arquitectura, ciudad y antropología. Acá, un adelanto.

Franco Fasola

Cómo pasar del estudio de las prácticas de brujería y de profetas sanadores de Togo o Costa de Marfil, a hincarle el diente a los mundos contemporáneos, dominados por supermercados, hipercarreteras, aeropuertos y el Metro. El etnólogo francés Marc Augé –con sus famosas teorías sobre los no lugares y la sobremodernidad– dio el salto para tratar de entender esos espacios donde muchos pasamos gran parte de nuestras vidas y donde no hay posibilidad de establecer relaciones perdurables o construir historias comunes.

“La etnología puede ayudarnos a comprender lo que nos resulta demasiado familiar como para dejar de parecernos extraño”, escribió en “Un etnólogo en el subte” este francés profesor de Antropología de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, que este miércoles en la Biblioteca Nacional (19 horas, Sala América) dictará una conferencia titulada “La antropología, la ciudad y la arquitectura”. Desde Argentina, Augé contesta, sumergido en un computador, desde un hotel y a pocas horas de tomar un avión a Chile.

–¿Qué importancia le da a los pequeños rituales en la vida de las personas que habitan grandes urbes?

–No hay realmente “pequeños” rituales. Hay rituales fuertes y otros “débiles” que se practican por fuerza de la costumbre. Los rituales de la vida cotidiana son “grandes” en la medida que conciernen a millones de personas, como por ejemplo mirar los noticiarios a la noche, el almuerzo del domingo en familia, etc. Un ritual “fuerte” es un ritual que no repite solamente sino que inaugura, que es percibido como una apertura hacia el futuro, pero hay muchos rituales, en el sentido débil de la palabra, que simplemente se repiten. Otro aspecto del ritual es la cosmología que se sitúa por detrás. En nuestro mundo, la tecnología sustituye la cosmología, de tal manera que estamos siempre dependiendo de una cierta representación del planeta entero bajo sus aspectos económicos, ecológicos o políticos.

–¿Cómo incidió la dictadura de Pinochet en la configuración actual de nuestra sociedad, hiperconsumista y laboratorio del sistema neoliberal?

–No hay necesariamente una relación inmediata de reciprocidad entre el régimen político y el económico. Pensemos en Franco y en España, por ejemplo, cuyo desarrollo económico empezó bajo la dictadura de éste. Ahora mismo hay muchas relaciones económicas entre las grandes potencias del mundo y las dictaduras políticas. Es posible que, a largo plazo, el sistema de la comunicación generalizada complique las cosas para los gobiernos dictatoriales, pero no es seguro.

–Usted ha dicho que la televisión ordena el tiempo. ¿Cómo influye la sobrevaloración de la imagen en las nuevas formas de relación?

–En la cultura de las imágenes, cada uno finalmente tiene una relación privilegiada con una imagen de sí mismo. El riesgo en esta cultura es perder la conciencia del otro. Pensamos que conocemos a todos los que vemos en la pantalla de televisión o de la computadora, pero no los conocemos sino que los reconocemos. Conocimiento y reconocimiento son dos cosas bien distintas.

–¿Piensa usted que nuestra cultura propicia el desarrollo de la individualidad?

–Depende de qué tipo de individuo se trate. El individuo consumidor no es el individuo en el sentido pleno de la palabra. Un individuo existe como tal a través de sus relaciones con los otros, en la medida en que esas relaciones son libres y expresan a la vez su voluntad y sus gustos.

–Usted sostiene que la historia es una mezcla de horrores, errores y progresos. De los anteriores, ¿cuáles son los que más han marcado el desarrollo de Sudamérica?

–Los tres, evidentemente. Pero no conozco un país del mundo a propósito del cual no se podría decir tal cosa. Pero, evidentemente, el pasado dictatorial de países de América del Sur es muy reciente y está presente en la memoria de cada uno, pero tenemos que saber que hay países en el mundo que no tienen siquiera la más mínima idea ni experiencia de lo que es una democracia. En comparación, me parece que podemos ser optimistas y considerar que América del Sur y sus luchas son un ejemplo para todos, a pesar de todos los problemas que todavía existen.

–Nuestras autoridades nos dicen que Chile se transformará en una nación desarrollada entre el 2010 y el 2018, planteamiento básicamente fundamentado en parámetros económicos. A su juicio, ¿cuáles son los elementos que condicionan que una sociedad sea “desarrollada”?

–El desarrollo no tiene que ver solamente con los parámetros económicos, sino con la capacidad de existir de manera relativamente autónoma, debido a la evolución de la sociedad y de la educación. El desarrollo, en el sentido fuerte de la palabra, es el de todos los ciudadanos. Es decir, que implica la solidaridad (la república), la igualdad (la democracia) y la educación (la libertad).

–Usted ha dicho que un grupo que se repliega sobre sí mismo y se cierra es un grupo moribundo. Analistas de todo tipo, recurrentemente plantean que por nuestra situación geopolítica, Chile es una isla. ¿Este aislamiento nos convierte en una sociedad moribunda?

–Una isla no es necesariamente un lugar aislado. Se ha hablado mucho de Chile por su capacidad de lucha contra la dictadura y siempre he tenido el sentimiento de que Chile estuvo presente en la conciencia de los demócratas del mundo, lo cual no tiene nada que ver con el aislamiento geográfico y, por otro lado, la geografía no tiene nada que ver con lo político.

–En Santiago se está produciendo un gran cambio en el sistema de transporte público que ha traumatizado a la población. ¿Cómo cree que incide ese ítem en el desarrollo social?

–No sé qué pasó precisamente en Santiago, pero creo que el transporte público, hoy en día más que nunca, forma parte del espacio público de la república. Es un lugar que todos los ciudadanos pueden compartir, al menos teóricamente, y me parece muy importante que sea objeto de atención de todos los poderes públicos.

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