Tuesday, July 04, 2006


Bill Murray llega a Chile con “Flores rotas”, de Jim Jarmusch
Payaso triste
Es actor de culto para los directores más vanguardistas de la industria. Luego de dar tumbos en papeles de bajo calibre, dio en el clavo con una cómica melancolía que incluso lo llevó a ser nominado al Oscar. Este jueves se estrena la última pieza de un clown que, después de los 50, se consagró llenando la platea de risas y vacío.

Por Franco Fasola
Don Johnston es un lacónico y millonario cincuentón que acaba de ser abandonado por su última y joven mujer. Impávido, no se puede despegar de un televisor que pasa una película en blanco y negro. Mientras, una misteriosa carta rosada de una de sus tantas ex parejas le habla de un hijo perdido. Con los ojos hacia adentro, este confundido Don Juan inicia un recorrido en búsqueda de una paternidad desconocida y una larga lista de amores fracasados.
Así comienza “Flores rotas”, la última genialidad del director Jim Jarmusch y del clown Bill Murray, ese que por mucho tiempo fue sólo uno más de “Los cazafantasmas” y que ahora es actor de culto para directores como Wes Anderson (“Rushmore”, “Los excéntricos Tenenbaum” y “Vida acuática”), Sofía Coppola (“Perdidos en Tokio”) y Jim Jarmusch (“Coffee & cigarettes”).
LA RISA MELANCÓLICA
Murray tiene 56 años. Su carrera es la que quisiera tener cualquier actor cómico tipo Jim Carrey o Adam Sandler cuando pasen la barrera de los 50. Estudió en un colegio jesuita, fue expulsado de los boy scouts, de la carrera de Medicina y estuvo preso por contrabandear marihuana.
Cuando uno lo ve en “Flores rotas” sentado en el comedor de una de sus ex mujeres, preguntándose cómo puede llegar a cambiar la vida, sin inmutarse, sólo con finos gestos y la mirada ausente, nos recuerda que la actuación, más que una tarea física, es emotiva. Tal como lo hizo magistralmente en “Perdidos en Tokio”, la cinta de la hija de Francis Ford Coppola, Sofía, quien escribió el papel de un desencantado actor que está de paso en Tokio para grabar un comercial de whisky, lo que le valió una nominación a mejor actor de la Academia.
Ahí, y mientras le canta una canción en un bar karaoke a la bella Scarlett Johansson, muchos comprobaron que Murray era más que el cómico que a comienzos de los ’70 era parte de “Second city”, una tropa de improvisación teatral de Chicago. Y mucho más que sus gags en el programa “Saturday night live”.
“Quizá lo que me está ocurriendo es que ese minimalismo procede directamente de la progresiva pérdida de mis habilidades y talento interpretativos. Bueno, quizá la razón de todo esto es que aprecio más sugerir que parlotear. Creo que las emociones son más fuertes cuando se transmiten con gestos, con las miradas más que con las palabras”, dijo a la prensa mundial luego de que la película que se estrena este jueves en Santiago ganara el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes 2005.
LA PESTE DE HOLLYWOOD
Para este hombre, el reconocimiento llegaría después de un fracaso estrepitoso en “Al filo de la navaja”, proyecto que lo deprimió al extremo de rechazar papeles como los de Jack Nicholson en “Las brujas de Eastwick”, el de Dustin Hoffman en “Rain man” y el de Michael Keaton en “Batman”.
Es que a Murray no le gusta Hollywood y mientras rechazaba papel tras papel se fue a estudiar a La Sorbona, donde parecían entender mejor su humor. “Siempre me he sentido muy afín a la cultura y forma de vivir europeas. Me siento uno de los norteamericanos más europeos de mi país. Y me parece nefasto el aislamiento en el que el Presidente Bush Jr. nos hace vivir hacia el resto del mundo, una prepotencia a menudo basada en la ignorancia. No tengo agente ni publicista. No necesito intermediarios. Siendo una persona pública, a veces me veo fastidiosamente molestado por personas a las que no conozco. Hay otras que conozco y aprecio, otras que aprecio pero olvido fácilmente, y otras definitivamente pestíferas. Y sé cómo protegerme. Es por eso que vivo en Nueva York y no en California. No hay nada peor que estar rodeado por gente del negocio del entretenimiento con enormes fortunas”, dijo al diario “El Mundo” tras ganar Cannes con “Flores rotas”.
Bill Murray ha hecho muchas películas. Algunas buenas y otras no tanto. Pero su mayor cualidad es convertirse en un enorme espejo donde su rostro ya no le pertenece, sino que es el propio reflejo de quien lo mira.
Murray, luego de ser un paria destinado a la mediocridad, aprendió la fórmula, como dijo en una entrevista incluida en el material extra del DVD de “Rushmore”, la película que lo lanzó a una tardía y extraña devoción: “Llevar el control de mi carrera; escoger guiones buenos sin preocuparme demasiado si lo que me tocará es un protagónico o un secundario, y disfrutar de este gratificante equívoco en el que parezco haberme convertido, en una suerte de actor fetiche para los mejores directores jóvenes que, además, se ponen a escribir guiones pensando nada más que en mí... Digamos que tuve la suerte de ser loco al principio y cuerdo al final; no conviene empezar como cuerdo y terminar loco”.
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SYLVESTER STALLONE REVIVE A ROCKY, RAMBO, E.A. POE Y TIENE REALITY

Duro de noquear

Luego de la desastrosa “Driven” todos lo daban por jubilado. Tiene 60 años y aunque lo había descartado, va a volver para resucitar a dos de sus personajes legendarios y al maestro del cuento de terror. Además en “People & Arts” lo podemos ver motivando a boxeadores en un reality que es un éxito en Estados Unidos.
Franco Fasola

La boca está torcida. Los ojos parecen colgar en la cara. En la mano, su AK-47 humea frente a 149 vietnamitas muertos. Antes, la misma mueca facial de sufrimiento y poder se elevaba en el ring para buscar a su abnegada esposa, Adrian, entre el público. Mientras, la melosa y pegajosa “The eye of the tiger” zumba en los oídos. Solitario defensor de la patria o inmigrante que cumple el sueño americano.
Esa es la imagen que tenemos de Sylvester Stallone, quien con casi 60 años, pretende revivir a Rocky, Rambo y además es el conductor del reality “El retador”, exhibido en Chile en el cable y que además quiere hacer una película sobre la vida del escritor de terror Edgar Allan Poe.
Hijo de un peluquero siciliano y de una astróloga aficionada y promotora de lucha libre, Sylvester Enzio Stallone estuvo a punto de morir por darle realismo a “Rocky IV”, mientras el actor escandinavo Dolph Lundgren lo dejaba en la lona y luego en la terapia intensiva de un hospital. Pero Sly es un duro de matar. Incluso después de “Driven”, el fiasco que protagonizó junto a Cristián de la Fuente.
DEL PORNO A LA GLORIA
Antes de llegar a la fama, Sly fue expulsado de once colegios durante su juventud. Su boca chueca no es una mueca estudiada. Es la secuela de una parálisis facial que sufrió en el nacimiento. Fanático de los cómics, se quebró once huesos intentando emular a sus héroes de historieta.
Luego de una crisis existencial por su incierto futuro laboral, estudió dos años en Suiza, pagándose las clases como monitor de gimnasia para adolescentes. También trabajaría como limpiador de jaulas en el zoológico, vendedor de pizza y acomodador de cine.
Luego de su paso por la Universidad de Miami y de deambular sin éxito por cuanto casting podía, logró un papel de mediana importancia en una película de tennegers rabiosos “The lords of Flatbush”. Pero al salto de la mata estaba el éxito y el tan ansiado reconocimiento que siempre deseó.
Luego de una noche de boxeo, en que fue a ver cómo Mohammed Alí demolía a golpes a un desconocido llamado Chuck Wepner, Sly tuvo una revelación. Ante la mirada atónita de este actor fracasado -que incluso había incursionado en una película porno-, Wepner, el anónimo, aguantó 15 rounds frente al campeón. Luego de tres días insomne dictando mientras su esposa mecanografiaba, la historia de Chuck se convirtió en el guión de “Rocky”: la película que ganó tres Oscar en 1976 (mejor película, director y montaje). Claro que antes que se hiciera realidad, se le cerraron todas las puertas en su torcida boca. Finalmente, United Artists le creyó. Y se hicieron, hasta el momento, cinco largos con la historia del semental italiano que entrenaba azotando trozos de carne en el matadero y que luego conseguía gloria y fama.
LA VENGANZA DE JOHN RAMBO
Rambo, el hijo comando de la mente de Stallone, también pasó a la historia a base de balas, músculo y patriotismo muy saludable en los primeros años del gobierno de Ronald Reagan. Hasta hoy, ambas sagas han logrado más de dos mil millones de dólares en todo el mundo. Mientras, Sly saboreada su triunfo. Se separó de su mujer, Sasha Czack, que había mecanografiado Rocky y se casó con la escultural Brigitte Nielsen, historia que terminó en un rotundo fracaso.
Es dueño de la cadena de hamburguesas Planet Hollywood. Juega cricket, tiene una colección artística multimillonaria de Dalí, Monet, Botero y Warhol. “Sé que he estado interpretando papeles monosilábicos como un trozo de carne pero es que te atrapan. Firmas el contrato y te dejas seducir por la seguridad de no tener que volver jamás al lugar de donde vienes”.
Y así lo ha hecho. Luego de casi 30 años de haber saltado a la fama con la historia del boxeador que va en busca del sueño americano, Sly decidió resucitarlo. “Algunas personas piensan que no es buena idea, pero precisamente por eso voy a filmar ‘Rocky VI’”. Y hay más. Si “Rocky VI” lo dejó en la lona, espere. En cuatro meses más, el veterano de Vietnam John Rambo volverá a la pantalla por cuarta vez. Ahora tiene que salvar a su hija de 10 años.
REALITY Y POE
Stallone nos deja golpeados. Todos los martes en el canal “People & Arts” aparecerá conduciendo la nueva sensación de los reality shows norteamericanos. “The contender” (El retador) está hecho a la medida de Sly: 16 boxeadores -el latino, el joven del gueto, el matón, etc.- se enfrentarán entre sí para ver quién gana el millón de dólares de premio. La regla de oro del programa que comparte con “Sugar” Ray Leonard es que “el boxeador no pelea por él, sino por los suyos”. Y eso no es todo. Stallone además quiere incursionar de nuevo como director (su último trabajo fue “Rocky IV”, en 1985), para mostrar la vida de Edgar Allan Poe, el maestro del terror muerto en 1849 que será interpretado por Robert Downey Jr.