Monday, July 30, 2007


Entrevista a JORGE DREXLER

BENDITA OSCURIDAD

Entre separaciones matrimoniales, vuelos intercontinentales, premios Oscar y un indudable talento, se fue cocinando el éxito de este uruguayo, médico e hijo de una familia judía que escapó del Holocausto. Acá, el hombre-faro habla de “12 segundos de oscuridad” y adelanta su presentación del 24 de abril en el Teatro Caupolicán.

Franco Fasola

“¿En qué hotel, de qué ciudad / en el que ahora me desvelo / me estoy sintiendo lejos / de qué casa / a cuántas horas de aquí de vuelo?”
(“Hermana duda”, del disco “12 segundos de oscuridad”).

La abrupta historia del uruguayo Jorge Drexler (42) podría dar incluso para una novela. Ganador de un Oscar por su canción “Al otro lado del río” de la película “Diarios de motocicleta”, la organización no lo dejó cantar en la premiación por tener “muy bajo perfil”. Hijo de una familia de judios que escapó del Holocausto, entre sus oficios cuenta el haber sido salvavidas, cantante de sinagoga y enfermero. Médico de profesión y con especialidad en otorrinolaringología, un buen día decidió dejar el trabajo al que toda su familia se había entregado para dedicarse a cantar y escribir canciones.

Luego de que Joaquín Sabina le pidiera que lo teloneara en tres conciertos en España, Drexler se terminó quedando a vivir allí. Esta semana su último disco “12 segundos de oscuridad” ganó en la categoría de “Mejor Álbum” en la XI Edición de los Premios de la Música, uno de los trofeos más importantes que entrega cada año la Academia de las Artes y las Ciencias de España. En Chile lo tendremos el 24 de abril tocando en el Teatro Caupolican sus mezclas de samplers, milonga y sólidas letras que lo han catapultado a ser reconocido como uno de los mejores cantantes de Hispanoamérica.

Desde Madrid nos trata de explicar quién es este hombre que últimamente le canta a lo rudo que puede ser una ruptura matrimonial entre hoteles, insomnio y efecto jet-lag.

- A propósito de Semana Santa, el filósofo Fernando Savater acaba de lanzar el libro “La vida eterna” y ahí dice que “la religión ya no es el opio del pueblo, sino que la cocaína”?

- Savater es uno de mis pensadores favoritos, estoy leyendo ese libro ahora. No podría coincidir más con él. Además es una persona muy valiente, que está jugándose la vida a diario aquí en España, enfrentando directamente a los líderes de la ETA. Concuerdo con Savater en cuanto a la religión organizada. No estoy hablando de la religiosidad, ni de los creyentes. Personalmente no soy creyente. Lo que si me parece es que la religión está siendo usada como móvil y excusa para un montón de cosas. Todo el mundo cree tener a Dios de su lado y nadie se pone en el lugar del otro. Cosas que uno pienso que no iban a estar encima de la mesa, como guerras santas, están ocurriendo todo el tiempo.

- En Chile hay mucha gente que sólo te identifica por “Me haces bien”, una canción que aparece en un comercial de pollos...

- Esa canción la hice hace varios años para un comercial de sopas en Argentina, que ganó un premio (Martín Fierro 2002) a la mejor publicidad del año. No he vuelto a trabajar mucho en publicidad, pero tampoco creo que sea incompatible con la honradez. Por lo general reviso las campañas, no trabajo con marcas de tabaco, industrias contaminantes, pero me gano la vida en esto. Soy parte de la sociedad de consumo y participo de ese juego.

-Tu te defines como “cancionista”...

- No. Ja ja ja. No es mi trabajo definirme. Si alguien quiere hacerlo, que responda por eso. Yo respondo por las canciones que escribo. Soy un mal definidor. Cancionista simplemente es una persona que hace canciones, de manera más o menos textual. No me gustan los casilleros, y cuando me pusieron el de trovador, aparentemente eso venía acompañado de una temática, de una arreglística determinada y a mí me interesa el mundo en su totalidad.

-En uno de tus discos trabajaste con poemas de Neruda ¿Cuál es tu conexión con Chile?

-Eso fue parte de “Eco2”. Fue una invitación que me hicieron para el aniversario de Neruda. Me encantó hacer “La oda del tomate”, donde había poesía recitada y electrónica, que no había hecho nunca. Fue un gran privilegio. Chile me interesa sociológicamente porque funciona como una isla entre las montañas y el mar, con su propia idiosincrasia. Tiene una estructura geográfica única. Hay escritores y músicos que han vivido ahí que han sido referentes para mí. Me gusta Víctor Jara y su conexión con la raíz. Me gusta mucho Violeta Parra, una de mis compositoras favoritas.

-Y tal como en Víctor y Violeta, el tema de la raíz y la contemporaneidad también está en tu música.

-En diferentes épocas, puede ser que si. No lo sé. De alguna manera estoy cada vez más metido dentro del individuo. Este último disco habla sobre la persona, no sobre sus tradiciones, aunque está la milonga por todos lados sonando. Es un disco que mira hacia adentro.

-“12 segundos de oscuridad”, el disco vienes a presentar, es a veces sombrío.¿Cómo vives tu proceso de componer canciones?

- Para mí componer es un proceso muy removedor. En este disco, en vez de exteriorizar el aspecto luminoso de las cosas, como había preponderado en mi trabajo, me he centrado en lo que se puede obtener de los momentos de oscuridad de la vida, de incertidumbre, de desasosiego, de dudas, de desconcierto. De ahí la metáfora del faro, que no sólo guía por la luz, sino por el intervalo de oscuridad entre dos luces. A mí me gustaba pensar que uno tiene cosas que aprender de los momentos de duda. La duda no es un enemigo en este disco, sino que una herramienta. En vez del grito “arriba los que luchan”, diría yo “arriba los que dudan”. El mundo está lleno de gente que nos hace preguntas, de gente que piensa que tiene la razón y punto, y que no se pone en el lugar del otro.

1 comment:

proceso de limpieza said...
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